A menos de tres meses, los chiapanecos hacen un balance del gobierno de Escandón y concluyen: fue un fracaso, un sexenio marcado por crisis permanentes que afectaron a millones de chiapanecos.
Durante seis años, las obras blancas y sin objetivos estratégicos, fueron el símbolo de su gobierno, mientras que la inseguridad y la violencia fueron una constante, la tragedia del pueblo.
El desplazamiento forzado de miles de familias por la violencia y la pérdida de tierras es su lamentable legado. El gobierno de Escandón sobresalió por hacer promesas sin entregar resultados, un gobierno lleno de discursos y falto de acciones y rumbo.
La situación de inseguridad se volvió crítica, diversas regiones del estado fueron tomadas por la fuerza y controladas hasta hoy por grupos delincuenciales. Y con ello, vino la desaparición forzada de personas, sin que el gobierno ofreciera respuestas o soluciones.
Así, el gobernador concluye su mandato sin haber resuelto los problemas urgentes del estado, ganándose así el reconocimiento de muchos como el peor gobernador en la historia de Chiapas.